Aitor Zárate, es un exjugador de baloncesto español de la ACB. Es autor de diversos libros en los que explica cómo alcanzó la libertad financiera invirtiendo, después de haberse arruinado con anterioridad.
Entre ellos destacan:
- Cambio de vida: cómo me hice rico (Factor K, 2013),
- Mueve tu dinero… y hazte rico (Espasa, 2007),
- La trampa del oso (Espasa, 2008),
- El factor K (Espasa, 2008),
- ¡Espabila! Y gana dinero con la crisis (Espasa, 2010) o
- La simplicidad del primer millón (Grupo Gráfico Gsf, 2011).
Aitor nos dice:
La vida se resume en tres cosas: tiempo, decisiones y dinero.
Todo se reduce a ese triángulo:
- Tiempo:
Cada día tiene veinticuatro horas que aprovechas o desaprovechas, pero que no vuelven. No hay nada más importante para tu éxito que ser productivo. Las personas son lo que deciden hacer con su tiempo.
- Decisiones:
Somos nuestras elecciones, y las decisiones son carne o pescado: lo haces o no lo haces. Eres lo que tus decisiones han provocado.
- Dinero:
Todas nuestras decisiones (por acción u omisión) tienen una repercusión económica, ya sea directamente o en términos de coste de oportunidad (lo que dejo de ganar por hacer otra cosa). La vida es dinero.
Cualquiera, incluso tú, siendo un tipo «normal», puede llegar donde se proponga. Hay muchos ejemplos de personas que partiendo de la nada han conseguido todo aquello que deseaban.
Nadie es mejor que tú, sólo se ha convertido en alguien mejor que tú. Los «ganadores» no son los elegidos por el universo; los «ganadores» se eligen a sí mismos. Puedes triunfar en cualquier cosa que te propongas.
Tu capacidad de aprender es tu activo más valioso. Nadie sale del útero materno siendo un genio de nada y todo el mundo antes que maestro fue aprendiz. En esta vida, todo se decide y todo se aprende. Primero, uno decide lo que quiere, y luego aprende todo lo necesario para llegar adonde quiere llegar a través del estudio y de la práctica.
Robert J. Stenberg, psicólogo y profesor de la Universidad de Yale, dice: «El factor más importante para adquirir pericia no es ninguna habilidad innata, sino el compromiso decidido».
El propio Aitor Zárate escribe en La simplicidad del primer millón: «Si hay algo que ha demostrado la historia es que cualquiera puede ser rico y ganador. Da igual si eres gordo o flaco, guapo o feo, rápido o lento, limpio o sucio, dónde hayas nacido, cuál es tu punto de partida, quiénes hayan sido tus padres o la educación recibida.
Hay ejemplos de todos ellos, así que seas como seas, puedes cambiar y triunfar, por tanto, no hay excusa posible nada más que tu propia pereza, dejadez y mediocridad. Muchas personas que tenían un punto de partida mucho peor que el tuyo han llegado justamente al lugar que querían. Si fue posible para ellos, también lo es para ti. Es el primer concepto que debes tener claro, antes de nada. Simplemente quiero que sepas que todo se aprende y que, si realmente quieres conseguirlo, lo harás»
Todos tendríamos que tener al lado una especie de entrenador que nos fuese corrigiendo y avisando en los momentos que nos salimos del plan trazado.
El coaching es imprescindible para todos. Nadie que ha llegado lejos lo ha logrado solo. Todos, en su periplo hacia la cima, han contado con maestros que les han acompañado en el camino. Un buen coach te exige de ti más de lo que tú te exigirías. Necesitamos alguien que nos desafíe, que nos rete, que nos lleve al límite. Un buen coach te obliga a hacer aquello que no te apetece o te da miedo hacer. Te obliga a salir de la zona de confort, a ser más disciplinado, a dar la cara y asumir tu responsabilidad. Te saca los colores. Te da caña. Te pone contra las cuerdas. El coaching, cuando se está en buenas manos, tiene un gran poder transformador; porque eso es el coaching, hacer que las cosas sucedan. Quien encuentra un buen coach ha encontrado lo mejor para el despliegue de toda su potencialidad.
Céntrate en lo que decidas y en una sola cosa cada vez.
Ése es uno de los rasgos de la gente con mentalidad ganadora, estar en lo que hay que estar, y luego en lo siguiente, y después en lo que venga más tarde. Si no estás aquí no estás en ninguna parte. Sólo existe este momento presente, y después será otro momento presente que está por venir. El éxito exige concentración y la palabra «concentrar» según dice la RAE es «ser recogido en un centro».
Por tanto, cuando uno está concentrado está dirigiendo todo el flujo de energía a ese punto (centro), con lo que ello implica positivamente en nuestro rendimiento. La energía va donde pones tu atención, y si tu atención se dispersa, la energía también, con lo que ello implica negativamente. Tienes que hacer de cada acción un éxito en sí mismo.
Tienes que concentrar todo tu poder en cada acto, porque cada acto que realizamos, por trivial que parezca, genera consecuencias a nuestro favor o en contra. Una acción eficaz es acumulativa de manera positiva en sus consecuencias; y una acción ineficaz todo lo contrario. El fracaso en las pequeñas cosas puede derivar en grandes consecuencias a la larga. Se trata de dar el ciento por ciento en cada acción totalmente metido en el partido. Pon toda tu atención en la acción presente. Actúa en el presente, no pensando en el futuro, sino pensando en el ahora con desapego del resultado. Se trata de hacer lo que tiene que hacerse de manera impecable e implacable.
Decide constantemente, ya que el entrenamiento y el hábito harán que cada vez tomes decisiones de mayor calidad. Y las decisiones son para ser tomadas y ejecutadas sin dudar.
Las decisiones lo son todo en la vida. Somos nuestras decisiones. Y éstas, como señalábamos líneas atrás, son sólo de dos tipos: carne o pescado. O lo haces o no lo haces: o haces la llamada o no la haces; o te presentas a determinada persona o no lo haces; o vas a un evento o no vas. Cada decisión —y no hacer nada también es una decisión— va creando silenciosamente nuestro futuro aunque no nos demos cuenta. Tienes que asumir la responsabilidad de tomar tus propias decisiones o quedarás en manos de terceros. John Donahoe, presidente de eBay, apuntaba: «El mundo te moldeará si tú se lo permites. Para tener la sensación de ser tú mismo en la vida, debes tomar decisiones conscientemente». Tómalas protegiendo tu individualidad sin mirar a los lados buscando aprobación. Y una vez que las tomes, ejecútalas sin dilación, porque de otro modo, si piensas más de la cuenta, te puedes arrepentir.
Unas veces ganas y otras pierdes, pero no te paras y sigues luchando.
Ésa es la mentalidad ganadora, porque a ganar se aprende jugando, y sobre todo, perdiendo. Todavía no se ha inventado un juego en el mundo en el que se puede ganar si no se juega. El camino hacia el éxito es siempre el mismo: o estás dentro del juego o estás fuera. Y cuando estás dentro del juego, a veces se pierde. Los ganadores han perdido muchas veces antes de ser ganadores.
El escritor Carl Sandburg decía: «Ser un buen perdedor es aprender cómo ganar». Nadie hace nada bien a la primera. El éxito es una cuestión de ganar control en cualquier disciplina, y ganar control es el resultado del conocimiento y la experiencia acompañados de un buen feedback que permite ir ajustando el tiro con mayor precisión.
Nadie fracasa en esta vida, sólo hay gente que baja los brazos y da un paso al costado cuando las cosas no discurren como a ellos les gustaría. Como relata un poema anónimo: «Nadie alcanza la meta con un solo intento / ni perfecciona la vida con una sola rectificación / ni alcanza altura con un solo vuelo. Nadie camina por la vida sin haber pisado en falso muchas veces. / Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores / enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra».
El éxito está en ti. La riqueza es una consecuencia de lo que realmente soy.
Dicho con otras palabras: el éxito no es un «qué» sino un «quién». Los resultados de tu vida son siempre una consecuencia de la persona en la que te conviertes. Cualquiera puede hacerlo, no lo dudes. Sólo requiere educación, experiencia y tiempo.
No es una cuestión de genialidad, de si puedes o no puedes, es cuestión de si estás dispuesto o no a pagar el precio. Sólo responde a esta pregunta con un sí o un no: ¿estoy dispuesto a convertirme en la persona que es necesario convertirse para llegar donde quiero llegar?
El secreto para conseguir aquello que quieres es que te trabajes a ti mismo. Trabaja más duro en ti que en tu trabajo. Si tú creces, tus resultados mejoran.
Lo que necesitas para triunfar está en tres sitios: libros, experiencias incómodas y personas que ya han llegado donde tú quieres llegar.
A esos tres lugares debes acudir:
– Libros: el éxito no es otra cosa que conocimiento en acción. Para hacer algo hay que saber cómo hacerlo. Y eso tiene que ver con el aprendizaje. Y una de las mejores formas de aprender es acudir a los libros. Mucha gente que ha llegado alto en la vida ha tenido la generosidad de dejar su legado por escrito. No aprovecharse de ello sería una irresponsabilidad.
– Experiencias incómodas: los libros te permiten saber qué hay que hacer, pero saber qué hay que hacer no implica hacerlo bien. Eso se consigue con entrenamiento: exponiéndose a la realidad, viviéndola y sufriéndola. Haciendo aquello que nos da miedo hacer o que no nos apetece hacer. Crecimiento y comodidad son incompatibles. Sabes que estás avanzando en la vida cuando estás incómodo. Comodidad es sinónimo de estancamiento.
– Mentores: son personas con experiencia que han recorrido aquel camino que a nosotros también nos gustaría vivir y con el que tener éxito: a la hora de invertir, crear empresas, liderar, negociar o vender. Los mentores ahorran tiempo, energía y esfuerzo a la hora de conseguir nuestras metas. Son un factor acelerador para avanzar y crecer.
Releer libros me hace recordar, afianzar, aprender más sobre qué es lo que hice en su día con esa lectura. Me hace sentir bien.
Los libros no se leen, se estudian. Las ideas, para que nos sean útiles, hay que interiorizarlas hasta que formen parte de nosotros. Y sólo hay un camino: la repetición, porque la capacidad de olvidar de las personas es enorme. La gente con mentalidad ganadora tiene un hábito: toman notas de lo que leen en libros y artículos, de lo que escuchan en vídeos y conferencias, de lo que sucede en reuniones y negociaciones, de cómo son las personas que van conociendo. Y luego, releen una y otra vez sus notas para ir consolidando ese conocimiento, de tal modo que sea un recurso muy valioso cuando llegue el momento de aplicarlo.
Leer un libro no te cambiará la vida, a lo sumo te servirá de inspiración o despertará el interés para seguir profundizando en alguna idea. Lo que cambiará tu vida es fijar esas ideas en tu interior y pasar a la acción sin dilación. Por ejemplo, en una de las biografías sobre Warren Buffett se dice: «Se hizo devoto seguidor de la filosofía de Dale Carnegie sobre la forma de relacionarse con las personas. Leyó y releyó docenas de veces el libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas (Elipse, 2009), subrayando frases y aprendiéndose de memoria algunos pasajes completos. El libro se convirtió en su biblia a la hora de tratar con las personas, además de una de las piedras angulares de su filosofía de gestión». No estamos hablando de un pelele, sino de una de las cinco mayores fortunas del mundo, así que habrá que prestarle atención a su forma de actuar.
Si no te gusta tu vida y no cambias, poco vales. No importa tu pasado, tú puedes ganar.
Rafa Nadal, número uno del tenis mundial, decía a raíz de una entrevista: «Si crees que no puedes mejorar, no sabes nada de la vida». Siempre se puede cambiar porque siempre se puede mejorar; siempre se puede mejorar porque siempre se puede aprender.
No importa tu pasado si estás dispuesto a construir tu futuro. Aitor Zárate dice: «El ser humano siempre hace lo que quiere y si no lo hace es que no lo quiere». Tu vida siempre será mejor en la medida que aceptes las consecuencias de tus actos. Autorresponsabilidad es sinónimo de éxito. El momento en que aceptas total responsabilidad por todo en tu vida —de lo que te sucede o de cómo reaccionas a lo que te sucede— es el momento que reivindicas el poder de cambiar cualquier cosa.
Como apuntaba el filósofo William J. Durant: «Olvida los errores, olvida los fracasos, olvídalo todo, salvo lo que vas a hacer ahora y hazlo»
Explorando las enseñanzas de Aitor Zarate
Fuente:
Alcaide, Francisco. (2018).»Aprendiendo de los mejores»
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