La inseguridad de los modelos económicos y los cambios globales tan radicales nos hacen pensar que las estructuras tradicionales se derrumban, haciéndonos sentir vulnerables y desprotegidos.
Nos sentimos pequeños e indefensos ante eventos sobre los cuales no tenemos control, ya sean económicos, naturales o sociales.

Pero ¿qué pasaría si pudiéramos cambiar nuestra perspectiva?
Si cambiamos nuestra percepción del mundo por una más ligera y lúdica. Isha escribió un magnífico libro, “Vivir para Volar”, para compartir cómo se dio cuenta de que las cosas no son tan malas como parecen; que, de hecho, son más maravillosas de lo que jamás imaginamos.
Debemos dejar de preocuparnos y empezar a ocuparnos, crear cosas por las que valga la pena vivir; el cambio empieza con nosotros mismos y que de nuestro entusiasmo y deseos depende que desarrollemos las mejores herramientas para vivir en plenitud.
Deja de pensar que lo que pasa en el mundo no tiene nada que ver contigo, ¡empieza por creer en ti mismo para creer que puedes cambiar la realidad!
La escritora Isha en su obra, dice: «La excelencia en cualquier área de la vida y, de hecho, en cualquier trayectoria empresarial o profesional viene de estar completamente presente, dando lo mejor de nosotros mismos en cada momento y viendo los detalles que otros pueden haber pasado por alto». No se puede estar en misa y repicando.
Tu capacidad de enfoque es determinante para tu éxito y tu productividad personal. Productividad no es otra cosa que gestión de la atención, dónde se pone el foco sin dejar que otras cosas nos distraigan. Atención plena.
La mente sólo puede centrarse en una cosa a la vez. A menudo creemos que el cerebro es multitarea, pero no es cierto, o dicho de otra manera, cuando se pretender usar nuestro cerebro en multitarea. La productividad es mucho menor.
La atención (concentración) es clave para el éxito, porque la concentración permite dirigir todos los esfuerzos en una dirección determinada.
La distracción, por el contrario, nos resta eficacia. No valoramos lo suficiente la importancia de la atención en nuestro día a día porque no somos conscientes de sus consecuencias.

Cuando hacemos varias cosas al mismo tiempo, no las hacemos tan bien, da igual de lo que se trate. Por ejemplo, si no estás atento, la calidad de una conversación se resiente. Y así con todo. La distracción es enemiga de nuestras capacidades y de la calidad de nuestro trabajo.
Si estamos escribiendo un artículo y recibimos un correo electrónico y nos detenemos a leerlo y contestarlo, nos costará un rato volver a concentrarnos en lo que estábamos haciendo. Sin embargo, vivimos en un mundo en el que es prácticamente imposible prestar atención a una sola cosa a la vez.
Cada día existen más saboteadores de la atención: móvil, correo electrónico, WhatsApp, redes sociales y otro sinfín de alternativas. La buena noticia, como dice Goleman en su libro Focus, es que «la atención es un músculo de la mente, y como tal, se puede ejercitar con el fin de fortalecerlo.
Y hoy más que nunca necesitamos llevarlo al gimnasio. La meditación ayuda a entrenar el músculo de la concentración.
El mindfulness (“atención plena”) ha demostrado fomentar la habilidad para inhibir los impulsos emocionales». Si la inteligencia emocional es la fórmula para gestionarnos a nosotros mismos, el mindfulness es una herramienta útil para alcanzar este cometido.

Herbert Simon, premio Nobel de Economía 1978, decía: «El bombardeo de información actual consume la atención de sus receptores, de ahí que el exceso de información vaya necesariamente acompañado de una pobreza de atención».
Cualquier cosa que provoca una reacción inapropiada en nosotros, puede dominarnos, y a menudo lo hace.
Hoy día existen demasiados saboteadores de la atención, por tanto, no nos queda otra que asumir la responsabilidad de controlar nuestros impulsos para mejor obrar.
Nuestra verdadera libertad consiste en elegir el papel de víctima o de protagonista. El éxito es una cuestión de concentración y de saber mantenerla en el tiempo.
«En un océano de distracciones, apuntilla Goleman, quien sabe estar atento triunfa.»
Como la atención facilita desactivar las distracciones, la cuestión es inhibir todos aquellos circuitos que suponen un peligro para la atención.
El reto es resistirse a toda esa sobrecarga de correos, tuits, whatsapps y llamadas que nos llegan y que son tan tentadores de procesar, y la mejor manera de hacerlo es apagar todo tipo de alertas y notificaciones evitando que nos interrumpan:
«Las interrupciones —apunta Allen— pueden duplicar el trabajo que se requiere para llevar a cabo todo el proceso»
Goleman señala que la atención funciona, en cierto modo, como un músculo: se desarrolla y fortalece cuando la ejercitamos. Por lo tanto, en una época de continuas distracciones, para enfrentar con éxito nuestro complejo mundo es necesario que perfeccionemos nuestra atención en sus tres facetas: la que se orienta a nuestro interior, a los otros y al medio que nos rodea.
Por medio de estudios de casos realizados en ámbitos tan diversos como el deporte, la educación, el arte y los negocios, Goleman en su libro Focus, nos muestra por qué las personas con alto nivel de desempeño deben manejar equilibradamente estos tres aspectos.
Para mejorar hábitos, sumar nuevas habilidades y lograr la excelencia, estas personas sobresalientes recurren a la «práctica inteligente», un conjunto de técnicas como la meditación con presencia mental, el entrenamiento de la concentración, la preparación para superar las derrotas, el aprendizaje permanente y las emociones y conexiones positivas.
¡Enfócate y Transforma tu Productividad con Mindfulness!
Bibliografía:
Allen David. (2010). “Sé más eficaz”
Goleman Daniel. (2019). “Focus: el motor oculto de la excelencia”
Isha. (2008). “Vivir para volar”
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