En la esfera de la sociedad en general además no se diga en la cultura, la politización puede desembocar en lo que Jean Paul Sartre llamó «la militarización de la cultura». A una acción, a un liderazgo, a la organización de un proyecto, como a un libro, una obra de arte, un descubrimiento científico o un producto cultural de cualquier índole, no se le juzga, y -si se le juzga- no es por su intención, por su calidad o su valor intrínseco, sino por la real o supuesta filiación política de sus creadores.
Si es «amigo», es «bueno» o “Cuerdo”; si es «enemigo», es «malo» y/o ”loco” o finalmente, sin valor (no existe). Con la «politización de todas las cosas» se pierde el sentido mismo de la creación y el saber. Por eso preocupa tanto que cunda en grupos de amigos o familiares entre otros y máxime donde ahora está de moda los reenvíos de mensajes de “amor”, ”importancia de los valores”.etc.
Con un simple clic de reenvío, exaltamos ampliamente frases como; “vivir la vida”, “unión”, “convivencia” “Fraternidad”, “Cordura”, “Madurez” creyendo que con enviarlo primero, somos poseedores de las virtudes y valores que conllevan todo ese tipo de mensajes, cuando que lo importante son las “acciones” y la NO “Politización de todas las cosas”
Una forma particularmente insidiosa y obsesiva de esta politización es la teoría conspiratoria. Quienes incurren en ella NO preguntan sobre la verdad objetiva de los hechos sino por el «poder» que adivinan o imaginan -sin probarlo nunca- «detrás» de ellos. El poder elevado a categoría explicativa absoluta. No se trata de abundar sobre esta patología intelectual y moral, tan presente en la retórica populista que escuchamos mucho últimamente.
Lo que si es cierto, que esta obsesiva politización e interés particulares o grupales, son los primeros que hablan de “unión”, cuando que con su interés de poder pierden la verdad objetiva de porque se inician las divisiones? en los grupos o gremios. Se pierde el enfoque de criticar por su valor intrínseco, y se decide juzgar por su filiación.
En la “politización de todas las cosas” se dice simplemente que es importante “afianzar los verdaderos lazos”, pero lo que es importante es este llamado a “afianzar”; es que debe tener previo, un real “interés común” del gremio o grupo y que se NO se debe recurrir a la manipulación, la monarquía, la soberbia filial, porque esto hace que se pierda lo fundamental en el ser humano y mucha más en los grupos sectoriales o de amistad, que es la libertad de pensamiento y decisión y que estos debe llevar al consenso de intereses comunes y no de pequeños grupos filiales y menos de intereses políticos, particulares o de protagonismo.
Entiéndase libertad con prudencia, porque recordemos que “La libertad es necesaria para ser prudentes”. Para conocer la verdad sobre el bien y, por tanto, para ser prudentes, se requieren buenas disposiciones, es decir, el deseo eficaz de actuar bien o de buena intención.
Sin embargo, para entender adecuadamente la relación prudencia-libertad, es imprescindible advertir que el concepto de libertad al que nos referimos es aquél que sitúa su esencia no en la posibilidad de elegir entre el bien y el mal (libertad de indiferencia), sino en el poder de obrar con intención de buena moral cuando se quiere.
“La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía”
― José Martí
La politización de todas las cosas ha tenido efectos devastadores sobre las relaciones personales. En su tratado de la amistad, Cicerón apunta que la política es causa fundamental de la discordia entre amigos. En el México de estos años, la politización extrema (esa forma intolerante de acercarse a la política o de practicarla) no sólo ha sembrado división entre amigos sino entre hermanos. Familias enteras comienzan a considerar, apenas ahora, los costos del encono ideológico además del protagonismo político en donde esto no corresponde o no debería existir.
Es difícil ser buen amigo de los amigos, sin ser algo enemigo de la equidad.
.- Santiago Ramón y Cajal.
Recordemos la frase tan comun «En la politica no hay amigos sino intereses”, por lo tanto considero que olvidemos politizar las cosas sobre todo en grupos que de amigos.
Cuando dos personas son amigas, dice Aristóteles, tienden a tratarse con justicia; intentan ser justos entre sí, aunque personalmente sean injustos. Mas cuando hay justicia es más fácil que haya paz.
Jean Paul Sartre fue un filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés, uno de los principales representantes del existencialismo. Sartre nació en París el 21 de junio de 1905 y falleció el 15 de abril de 1980.