¿Has oído hablar del locus de control y su influencia en la personalidad?
Según el Psicologo Rotter, el locus de control es un tópico ampliamente usado en psicología, y afecta al punto de vista de un individuo y a la manera que éste tiene de interactuar con el entorno. Rotter, en 1966, propuso el “locus de control” como un rasgo de personalidad en su Teoría del Aprendizaje Social.
“Si la persona percibe que el acontecimiento es contingente con su conducta o sus propias características relativamente permanentes, se ha dicho que es una creencia en el control interno”; en cambio, “cuando un refuerzo es percibido como siguiendo alguna acción personal, pero no siendo enteramente contingente con ella, es típicamente percibido, en nuestra cultura, como el resultado de la suerte, y en este sentido se ha dicho que es una creencia en el control externo”.
—Rotter, 1966
¿Qué es el locus de control?
Según la Teoría del Aprendizaje Social de Rotter, anterior a la Albert Bandura, la conducta humana tiene lugar con una continua interacción entre los determinantes cognitivos, conductuales y ambientales. Por tanto, la percepción de control o no control que una persona tiene sobre los eventos que ocurren a su alrededor, son importantes para el curso de su propia vida.
El locus de control es una variable de la personalidad, relativamente estable, que representa la atribución que una persona lleva a cabo sobre si el esfuerzo que realiza es o no contingente a su conducta. Existen dos extremos del continuo: locus de control interno y locus de control externo.
El locus de control interno ocurre en caso de que un individuo perciba que el evento reforzador en concreto es contingente con su propia conducta. Es decir, que la persona percibe que lo que ha ocurrido externamente es gracias a su comportamiento y tiene control sobre las consecuencias externas. Por ejemplo, una persona con locus de control interno atribuye su felicidad a sí mismo. Si quiere ser feliz, puede trabajar en ello.
El locus de control externo sucede cuando el individuo percibe que un evento externo ha ocurrido de manera independiente a su comportamiento. Por tanto, el individuo asocia al azar, a la suerte o al destino, el acontecimiento que ha ocurrido. Por ejemplo, una persona con locus de control externo atribuye su felicidad a otra persona o a la situación.
Locus de control y desarrollo personal
Este concepto es importante, ya que si una persona piensa que lo que ocurre a su alrededor no depende de él, es posible que no actúe para cambiarlo. Por ejemplo, si una persona piensa que no tiene control sobre la elección del partido político que va a gobernar en su país, es posible que no haga nada para cambiarlo, ni siquiera ejercer su derecho a voto. En cambio, si una persona piensa que su voto será importante para la elección de un nuevo gobierno, es posible que esté motivado para cambiar el panorama político e, incluso, pueda salir a manifestarse.
La sensación de no poder controlar un evento genera frecuentemente un estado de paralización que inhabilita a las personas para alcanzar las metas propuestas.
El locus de control interno también es un aspecto importante para el desarrollo personal, ya que una persona con locus de control interno cree en sus posibilidades frente a lo que ocurre externamente y sabe que esforzándose al máximo llegará lejos.
La literatura nos presenta una serie de rasgos del comportamiento que se atribuyen a personas empresarios exitosos, pero una de las realmente importante es el Locus de Control Interno.
YA vimos la diferencia de locus de control interno locus de control externo y que esto implica a que yo como persona atribuyo mi éxito y mi fracaso a mis propias acciones, a mis propias iniciativas. A eso se llama locus de control interno, mientras Locus de control externo implica en cuando yo como persona atribuyo que depende de la suerte, que depende del destino que depende de otros factores externos a mis acciones los resultados que yo tengo en la vida
Entonces ustedes ya se pueden imaginar que un empresario, un emprendedor exitoso es una persona que tiene un alto locus de control interno, es una persona que asume para sí la responsabilidad de su éxito y fracaso.
Otras Características de un empresario
Otra característica que es importante comentar tiene que ver con la iniciativa. Decimos que de buenas intenciones el mundo está lleno, pero realmente quien las lleva a cabo es quien puede ser llamado un emprendedor. Es como la Innovación, se pueden tener muchas ideas e inclusive inventos, pero el llevarles a cabo, el que el mercado las acepte, solo hasta entonces es innovación. Entonces el llevarla a cabo tus ideas, que el mercado las acepte, es lo que realmente te va a definir como emprendedor.
No todo el mundo está capacitado para ser empresario; poner en marcha un proyecto exige unas características personales y profesionales específicas. Ser emprendedor significa, además, tener una motivación y contar con una situación financiera que lo permita.
A rasgos generales, además del Locus de control interno, un emprendedor debería cumplir con las siguientes cualidades:
- Creatividad e innovación
- Claridad de ideas
- Capacidad de afrontar y asumir riesgos
- Capacidad para adaptarse a situaciones nuevas
- Saber priorizar
- Capacidad de comunicar y socializar
- Tenacidad y persistencia
- Flexibilidad y capacidad para adaptarse a las circunstancias
- Optimismo
Creencias Erróneas
Creer que todo lo que nos sucede es producto del azar, de los demás, de nuestro destino, de decisiones que tomamos en el pasado y que ya no podemos cambiar; que tenemos que conformarnos con lo que nos pase o vivir frustrados creyendo que el resto del mundo es culpable de que no consigamos nuestros objetivos, son errores tan comunes como desastrosos.
Ser responsable de tus decisiones
Por otra parte, nada hay más maduro y más tranquilizador que una persona responsable y capaz de asumir sus actos y las consecuencias de estos.
Alguien capaz de decir “me he equivocado” “lo siento” o, en la otra cara de la moneda, “esto lo he conseguido yo con mucho esfuerzo” “me merezco esto porque me lo he trabajado”, por ejemplo, es una persona que transmite madurez, sabiduría y, algo muy importante, calma, a los demás.
Por regla general, tendemos más a asumir como una responsabilidad propia nuestros éxitos, pero como algo que es culpa de otros, nuestros fracasos (¿Recordamos el “no tuve suerte vs lo consegui”?), aunque también es muy común encontrarnos con gente que, o bien por falta de autoestima o bien por confundir el concepto de humildad, jamás reconocen ni se atribuyen un éxito, aunque éste sea fruto de muchas horas de trabajo.
Fuente:
Del curso «Learning How to Learn», por Universidad McMaster & Universidad de California en San Diego