Es una realidad que para unas personas es más fácil obtener mejores resultados en los estudios que a otras, de ahí que las estrategias de aprendizaje que empleamos pueden marcar la diferencia en nuestro empeño.
Revisemos algunos puntos al respecto.
¿Cómo aprende el cerebro?
El “Cociente Intelectual” (CI) es un importante predictor del éxito académico, sin embargo, la investigación científica también ha revelado que, por lo que al aprendizaje se refiere, existen factores ambientales que pueden ser tan importantes como los innatos al momento del aprendizaje.
Esos argumentos de “aprender de memoria” o “memorizar”, los podemos considerar que se trata de un aprendizaje carente de comprensión, si bien lo que aprendemos lo aprendemos “con la memoria”, para aprender debemos conectar lo que aprendemos con nuestros conocimientos previos.
Esto es, para que nuestro aprendizaje sea robusto, debemos crear conexiones fuertes y establecer tantas como sea posible.
Memoria de trabajo y memoria a largo plazo
Podemos entender como “Memoria de trabajo” como el “espacio mental” donde situamos aquella información a la que estamos prestando atención en un instante determinado en tanto la memoria de largo plazo, es donde guardamos los recuerdos y los conocimientos, pero antes, debe pasar por la memoria de trabajo.
La memoria de trabajo es información temporalmente en el plano consciente, y además nos permite manipularla.
Cuando evocamos un recuerdo o conocimiento, la información vuelve de la memoria a largo plazo a la memoria de trabajo, donde podemos manipularla, pero el problema es que la capacidad de la memoria de trabajo es muy limitada.
Entonces, para que haya aprendizaje, es necesario que se establezca una conexión entre algo que ya conocemos y lo que estamos percibiendo.
Por ello cuando no conseguimos dar sentido a lo que aprendemos, es porque no encontramos en nuestra memoria esquemas de conocimientos previos que parecen estar relacionados con ello.
La concentración
La atención podría definirse como el proceso que nos permite seleccionar la información que entra y se mantiene en la memoria de trabajo y dado que solo “cabe” una cantidad de información reducida al mismo tiempo, debemos lograr la habilidad para controlar qué ocupa en cada momento el reducido espacio de la memoria de trabajo y qué queda fuera de él.
Resulta crucial apreciar que la atención es un proceso dinámico que va cambiando su foco continuamente, queramos o no y que es clave para el aprendizaje.
Para optimizar el tiempo dedicado al estudio debemos focalizar nuestros recursos cognitivos en el objeto de aprendizaje y gestionar sus limitaciones. A continuación unas recomendaciones al respecto:
- No pongas música, pero si crees que te ayuda a concentrarte, usa música relajante y sin letra.
- Si hay ruido en tu entorno, usa tapones u orejeras de atenuación del sonido.
- Pon el teléfono móvil en modo avión y procura no tenerlo a la vista. Igual con cualquier aparato que pueda secuestrar tu atención
- Pide que no te molesten mientras estudias
- Establece una rutina con periodos cortos de estudio con sus descansos incluidos.
- Usa un temporizador para ceñirte al plan.
- En los descansos, date una recompensa que te relaja y pienses en otras cosas.
- Cuando sea complejo, divídelo y dosifícalo para que avances progresivamente.
- Echa un vistazo de inicio en cada sesión, lee títulos y conceptos clave para hacerte una idea inicial.
Pensar para aprender
Requerimos darle sentido y relacionar lo estudiado para que “amarre” a nuestra memoria lo estudiado.
Explicarnos a nosotros mismos con nuestras palabras el párrafo que acabamos de leer es una forma, pensemos en ejemplos concretos acerca de lo que estás aprendiendo.
Emplear recursos visuales es una buena idea, relacionando lo que aprendemos con imágenes mentales, debemos repasar lo aprendido tratando de recuperarlo de nuestra memoria y no solo volviendo a estudiarlo.
Cuando repases, no releas; evoca. Cuando se alcance suficiente dominio, enseñar a otros fortalecerá el propio aprendizaje.
Diversificar y motivarse
Una excelente opción, es diversificar los contextos de aprendizaje para conseguir conocimientos más flexibles, que nos resulten más fáciles de transferir a nuevos contextos.
Si se trata de un procedimiento, es conveniente practicar con múltiples problemas o ejercicios planteados a partir de contextos diferentes.
Para mantenerse motivado, es conveniente enfocarse en analizar los errores y aprender de ellos. Aunque los errores y fracasos duelan, es importante que consigas interpretarlos como parte natural del proceso de aprendizaje y no como un signo de tu capacidad.
Ten paciencia y no abandones ante las primeras dificultades. Recuerda aquello que Einstein nunca dijo pero que muchos le atribuyen:
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Conclusión
Planificando y estableciendo estrategias de aprendizaje que emplearemos, cuando evaluamos resultados, para tomar medidas que nos permitan mejorar nuestras debilidades, estamos autorregulando nuestro aprendizaje.
La autorregulación también debe realizarse a nivel emocional, lo que nos ayudara a mantener a raya los nervios en caso de exámenes y principalmente mantenernos auto motivado. Si se acostumbra a procrastinar, se debe dejar de hacerlo ya mismo.
Cuando se vaya a dormir, se debe pensar en cosas agradables, desviando la atención de lo que estresa en relación al aprendizaje.
Debemos considerar que es muy común esa sensación de inseguridad, tan común que tiene un nombre, “El síndrome del impostor” que es una sensación de inseguridad relacionada con los logros.
Todas las personas tienen dones diferentes, y como dice el viejo dicho, “cuando se cierra puerta, se abre otra”. Entonces, debemos mantener la cabeza en alto y mantener la vista en la puerta que está abierta.
Debemos mantener la perspectiva de encontrar otras oportunidades y formas de lograr.