Lo primero es entender que la confianza es la esperanza firme que una persona tiene de que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea.
En tanto la ingenuidad es excederse de confianza convirtiéndose en hábito para subestimar la situación y no responsabilizarse de todo lo que está sucediendo. Indica ausencia o falta de malicia y de experiencia, una deficiente comprensión o inteligencia y una presencia de sencillez e inocencia.
Un término medio podría ser algo como lo que se dice en este pensamiento del cual desconozco el autor:
“Da…pero no permitas que te utilicen.
Ama… pero no permitas que abusen de tú corazón.
Confía… pero no seas ingenuo.
Escucha… pero no pierdas tu propia voz.”
Muchas veces confundimos bondad con ingenuidad, pero no debemos olvidar que uno de los principios más importantes de las relaciones humanas es la reciprocidad.
Existen personas que, por no entrar en conflictos, se dejan utilizar aun cuando lo presienten consciente o inconscientemente.
Otra, aman incondicionalmente y esto las ciega al extremo de la ingenuidad, y esta ingenuidad hace que las engañen o lastimen.
Debemos confiar, pero no ser ingenuos, ya que, en este extremo, no se presta atención a señales de advertencia porque se cree que todo estará bien. La ingenuidad no toma en cuenta experiencias pasadas donde en circunstancias similar se fue engañado o lastimado.
Cuantas veces un colega, un socio, un compañero de trabajo o un amigo, mintió sobre un suceso, para no responsabilizarse o para lograr algo y aunque esto fuera evidente, se le sigue aceptando circunstancias similares repetidamente, porque se cree que la siguiente vez será diferente. La confianza no funciona así.
Se confía de alguien, basado en diversos factores, y es cuando ese alguien, nos ha demostrado repetidamente que es confiable, que no nos miente ni nos manipula y que cumple con los compromisos y es congruente con lo que dice y lo que hace.
La confianza es una fuerza creativa – un espacio que se examina y analiza. La ingenuidad es un campo en el que puedes adentrarte en el barro, caer en un pantano o encontrarte en un callejón sin salida.
Por eso en ecuación de confiar o pecar de ingenuo, cuando se evidencia una mentira, se debe confrontar al mentiroso, porque no solo le estamos haciendo un favor a esa persona, sino también a a uno mismo, ya que mostraremos nuestros principios.
“Nunca juzgues al honesto por la crudeza de sus verdades, mejor cuídate del hipócrita por la crudeza de sus mentiras.”
Esta reflexión me indica que es mejor ser cruel diciendo verdades porque un honesto expresa sus opiniones abierta y asertivamente, mientras que las personas hipócritas, mostrará sentimientos falsos o fingidos ocultando intenciones de su conveniencia.
Sobre la ingenuidad y la confianza
Bibliografía.
Mindspa. (sf). “¿Confianza o ingenuidad.?”. Recuperado de https://mindspa.me/es/confianza-o-ingenuidad/
Sabater, Valeria. (2019). “En el reino de la hipocresía, la sinceridad es la gran incomprendida”. Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/hipocresia-sinceridad-gran-incomprendida/
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