Todo el mundo tiene problemas con la procrastinación (postergar tareas).
Porque si estás trabajando en algo, significa que no estás trabajando en muchas otras cosas. Pero algunas personas tienen más problemas con la procrastinación que otras.
Por qué aparece?.
Cuando hay algo que en realidad prefieres no hacer, parece que que activas las áreas de tu cerebro que se asocian con el dolor. Su cerebro, de manera natural, busca la forma de detener ese estímulo negativo cambiando tu atención hacia algo diferente.
Pero, aquí está un truco.
Los investigadores han descubierto que poco después de que la gente comienza a trabajar en lo que no les gusta, ese neuromalestar desaparece.
Entonces, parece que lo que sucede cuando procrastinas o pierdes el tiempo es algo así; Primero, observas y obtienes una pista sobre algo que te provoca cierta incomodidad, como no te gusta, para hacer que la sensación se vaya, apartas tu atención de lo que te provocó esa incomodidad, te diriges hacia algo más placentero. El resultado es que te sientes más feliz, temporalmente.
Una útil y pequeña herramienta mental, a esta herramienta se le llama el Pomodoro y fue inventada por Francesco Cirillo a principios de la década de 1980. Pomodoro es tomate en italiano, los relojes de cocina frecuentemente se parece a un tomate y, en realidad, es lo único que hace falta para poner en práctica esta sencilla técnica.
Todo lo que hay que hacer es poner el reloj en 25 minutos, apagar todas las interrupciones y, después, enfocarse. ¡Eso es todo! Casi todo el mundo puede concentrarse durante 25 minutos.
La última cosa que hay que hacer es darte a ti mismo una pequeña recompensa cuando termines. Unos minutos de navegación por internet, una taza de café o un pedazo de chocolate, incluso sólo estirarse o conversar, permitiendo que tu cerebro cambie gentilmente su foco durante un tiempo. Verás que emplear la técnica Pomodoro es muy efectivo.
Es como hacer ejercicio intensamente durante 25 minutos en un gimnasio mental, seguido por un poco de relajación mental. Inténtenlo. A continuación, vamos a ver cómo una niña muy tímida de diez años, cambió su cerebro.
La palabra procrastinar proviene del latín cras que significa mañana o adelante.
Y es precisamente la lógica que tenemos cuando posponemos. Dejamos para luego las cosas, formando un círculo vicioso entre ansiedad y culpa que genera más ansiedad.
George Akerlof, economista ganador del premio nobel. Escribió un ensayo sobre la dinámica de la procrastinación, curiosamente después de ser víctima de este hábito.
El cuenta que pospuso durante 8 meses el envío de un paquete a un amigo. Siempre estaba a punto de enviar la caja, pero en el momento de actuar nunca llegó.
Hay algo reconfortante en esta historia: los ganadores de premios Nobel ¡también posponen las cosas!
Akerlof, llegó a la conclusión de que la procrastinación podría ser algo más que un mal hábito. Se trata en realidad de un impulso natural en los seres humanos.
De hecho, se calcula que el porcentaje de personas que admitieron procrastinar se cuadruplicó entre 1978 y 2002.
En este sentido, es posible verlo como un problema moderno, que se ha incrementado en nuestra época.
El ciclo interminable de la procrastinación
¿Recuerdas cuándo fue la última vez que pospusiste algo?…
Sin darte cuenta, estas son las etapas que seguiste:
- Primera etapa: Percibes ansiedad o incomodidad frente a esa actividad-que-hay-que-hacer.
- Segunda etapa: Como reacción lógica, tu cerebro busca aliviar esa sensación con alguna otra tarea. Por eso, te vuelves sumamente productivo en otras actividades (que no son prioridad en ese momento).
- Tercera etapa: Tu cerebro almacena esa actividad-que-hay-que-hacer, como dolorosa y busca más distracciones o aluna razón lógica que explique porque pospusiste. Aparecen en ese momento todas las excusas reconfortantes: “mañana será otro día”, “era muy importante contestar ese correo”, “la reunión era inevitable”, etc., etc.
La estrategia perfecta para dejar de procrastinar
Cuando procrastinamos, en realidad no es que dejemos de trabajar en algo. Lo que realmente ocurre es que nos volvemos sumamente productivos en otras tareas que no son importantes en ese momento.
Cambiamos esa actividad por otra que nos mantenga ocupados. Por eso, esta estrategia funciona.