John Perry, profesor emérito de filosofía en la Universidad de Stanford, su estudio «Procrastinación Estructurada» ganó, en 2011, el premio IgNobel cuyo objetivo es » honrar los logros que primero hacen reír a la gente y luego la hacen pensar”.
A partir de ese estudio el autor presenta una serie de pasos de autoayuda filosófico para procrastinadores deprimidos.
El concepto de “procrastinación estructurada” nos hace ver a los procrastinadores en seres humanos eficientes, respetados y admirados por todo lo que realizan y por el buen uso que hacen de su tiempo. La procrastinación estructurada, entonces, es el arte de hacer un trazo negativo trabajar para ti.
La idea central es que la procrastinación lleva al procrastinador a hacer cosas marginalmente útiles, como la jardinería, sacarle punta a un lápiz o crear un diagrama de cómo van a reorganizar sus archivos cuando se decidan a iniciar.
El procrastinador puede ser motivado para hacer tareas difíciles, convenientes e importantes, siempre y cuando esas tareas sean una forma de no hacer algo aún más importante, una manera der explotar eso, es moldear la estructura de las tareas que uno necesita hacer y el truco será poner encima de la lista el tipo de proyectos correctos.
Estas tareas tiene dos características; Primero, parecen tener plazos claros, pero realmente no es así. Segundo, parecen increíblemente importantes, pero realmente no lo son. Entonces, siendo observadores, percibiremos que la Procrastinación Estructurada, requiere cierto autoengaño.
Selección de Tareas
El autor señala un término importante que señala como «selección de tarea», lo que nos obliga a examinar lo siguiente:
- ¿Cuán útil sería un trabajo perfecto?
- ¿Cuán útil sería un trabajo meramente adecuado o incluso un trabajo incompleto?
- ¿Cuál es la probabilidad de que realmente vayas a hacer algo remotamente cerca de un trabajo perfecto en este caso?
- ¿Qué diferencia va a hacer para mí y para otras personas si es perfecto o no?
Generalmente la respuesta será que un trabajo no tan perfecto funciona bien, y esto ayudara a hacer un trabajo no tan perfecto ahora y no hasta que este atrasado.
Listas de tareas
Lo que se propone aquí es una lista de tareas diarias y no tendrá como objetivo principal recordarte que hacer sino, dar al procrastinador la experiencia de marcar las tareas cuando son realizadas, lo que dará un impulso psicológico, lo que nos ayudara a pensar en nosotros mismos como realizadores, trabajadores, y no como lentos y flojos.
Otro punto importante es, dividir grandes tareas que nos asustan, en partes menores y menos atemorizantes. Tareas fáciles, al principio, nos ayudarán a que la sensación de realización se sienta. Se debe incluir lo que hacer junto con que no hacer.
Entra en el ritmo
La procrastinación lleva a muchos a sufrir ataques de depresión y no estamos seguros si la procrastinación es la que causa la depresión o viceversa.
Una estrategia es programar el inicio de música por la mañana, no importa si es de tu gusto o no, solo iníciala a un volumen relativamente algo y que sea música animada. Te ayudara a iniciar un día más feliz y productivo.
La computadora y el procrastinador
Así como la computadora a hacer las cosas en el último minuto y alcanzar a enviar el correo, también puede es una fuente inagotable de tentaciones, como el revisar correos, navegar, revisar las redes.
Un truco será conectarte cuando exista algo que te va a requerir desconectarte, como el hambre, la hora de la comida etc. Pero la realidad es que cada quien debemos estar conciente de ste problema y buscar la manera de contrarrestarlo en lo personal.
Todos los procrastinadores tienen mal humor?
La realidad es que un procrastinador , normalmente se siente culpable cuando se pierde el plazo o se genera un sentimiento de culpa cuando la propia procrastinación está perjudicando a los demás. Los procrastinadores estructurados tienden a ser personas humildes, que se sienten mal por ser un inconveniente para los otros.
Beneficios adicionales
Una de las grandes ventajas de ser un procrastinador estructurado es que a veces una tarea importante ubicada en la cima de la lista simplemente desaparece. Con nuestras habilidades para el autoengaño, algunas tareas no son siempre necesarias o indispensables, de esa forma, el mundo nos da un pequeño premio por procrastinar.
Hay un viejo dicho que dice: «nunca dejes para mañana lo que puedes hacer hoy». Puede considerarse absurdo si asumimos que cada día termina a la medianoche y que mientras no sea medianoche, de acuerdo con ese dicho, deberías estar trabajando en algo, incluso si aunque se pudiese dejar esa tarea para mañana.
Un mejor consejo es: «nunca hagas hoy una tarea que puede desaparecer mañana». Aunque, si eres un procrastinador estructurado, no necesitas ese consejo, vas a hacerlo automáticamente, es como un beneficio adicional.
Al final, no se trata de encontrar una filosofía de vida que transforme procrastinadores en héroes, sino, simplemente notar que no es el peor defecto del mundo.
Para algunos, el deseo de ser racional se ha vuelto tan fuerte y dominante que guía la mayoría de sus acciones. Esas personas realizan muchas cosas; son maravillosas, aunque agotadoras para trabajar. El procrastinador estructurado, por su parte, puede no ser el individuo más eficiente del mundo, pero al dejar sus ideas y energías viajar espontáneamente, puede conquistar todo tipo de cosas que habría perdido al adherirse a un régimen sin procrastinar. Mantente contento contigo mismo por lo que conseguiste realizar.
Bibliografía:
Perry, John. (2012). “La procrastinación eficiente”. Editorial Empresa Activa.